Correr o no correr, esas es la cuestión. Antes de mi embarazo empecé a entrenar para poder correr 10 kilómetros. Creo que el primer día hice unos 100 metros y me volví a casa. Después de unas semanas empecé a mejorar y me caí. Heridas en las dos rodillas y en las manos y una semana en casa sin poder correr. Volví a correr casi todos los días hasta que me quedé embarazada y logré llegar a los 8 kilómetros que para mi era totalmente impensable al principio.
Los médicos me recomendaron no correr durante el embarazo y por supuesto en todo este tiempo he perdido todo el progreso que hice. Espero que la pequeña crezca un poco y pueda volver a organizarme para salir a correr. Todavía me estoy adaptando a esto de ser madre.
Por cierto aunque tengo dentro el gusanillo de correr una parte de mi piensa eso de que correr es de cobardes y se está muy bien en el sofá. No os penséis que todo es siempre positivismo.